Lo que el artículo dice:
Elena está a punto de coger un avión en Palma. Dirección Valladolid, donde vive su chico, la distancia se lleva, desde que ella decidió volver a la isla, en abril. Fue un año en la Península, con proyectos sin epílogo y un regreso, intuye, definitivo. Elena es aquella pequeñita, gimnasta de profesión hasta enero de 2006, infancia y juventud entregadas a un oro mundial (2002) y varios metales más, 150 centímetros alumbrados en Manacor un 14 de noviembre de 1985. "Ahora he crecido, debo estar en 1,59 más o menos", concede, ya sin ese alambre de voz que acompañó su devenir.
Porque Elena Gómez ha crecido en 18 meses lo que postergó a los 6 años, cundo se puso en las manos de Joana María Rigo y Mateu Riera para convertirse en la mayor referencia de la gimnasia artística. "Volvería a hacer lo mismo", dice, no se arrepiente de las renuncias obligatorias, de las horas eternas en el CAR (Centro de Alto Rendimiento) de Madrid, hogar desde los 13 años, lejos de la familia, padres y cinco hermanos, una multitud que hoy también atiende de lejos, menos, pues su apartamento en Palma está a tres cuartos de hora, tiro de piedra desde una nueva realidad de independencia, dedicada a cuestiones tan lejanas hasta hace poco como trabajar y estudiar.
De repente, con 20 años, abrazó el adiós. "La lesión en la cadera iba a peor" Eso, la cadera, se le quedaba enganchada demasiadas veces, dolor sin justificación cuando ya se ha sido campeona del mundo y se ha participado en los Juegos Olinpicos, Atenas, octava, diploma tras un pequeño fallo y una decisión discutible de los jueces. "Los primeros días fueron los peores. Estaba muy perdida, tenía demasiado tiempo y fue como un bajón de adrenalina", explica con la satifacción, ya si, de unos horizontes frescos, labrados en una oficina y en un instituto.
De momento no visita las aulas, pues ha escogido estudiar a distancia, "así me reparto mejor el tiempo", nada de dejarse ir, pues la disciplina deportiva está vigente en el hoy. Con 15 años dejó los libros, era el principio de 2002, año de su mayor éxito internacional. Ahor aregresa en 1ro de Bachillerato, con alumnos de los 15 años, superados ya hace mucho por Elena. El jueves compró el primer libro: Historia del Mundo Contemporáneo, no está mal para alguien que ya ha perdido la costumbre, "aunque tengo mucha fuerza de voluntad", asegura con la firmeza de quien, tras aquellos días dudosos, sabe que hizo bien marchándose. "Tengo muy buenaos recuerdos, incluído el mundial de Debrecen, y mantengo el contacto con todos, pero era hora de irse".
Ese contactos con "todos" remite a su familia de "Madrid", los entrenadores y compañeras que fueron, al frente Jesús Carballo, seleccionador nacional desde que recuerdan los hombres, con él pasó más tiempo que con nadie, eso si no se cuentan las horas regaladas a Los Pilares de la Tierra, de Ken Follet, el libro "que nadie debe dejar de leer", igual que La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón. Son su vía de escape, hoy, después de siete horas delante de una mesa con un montón de papeles, en el departamento de Deportes del consell de Mallorca, donde escontró refugio en la organización, contabilidad, fisuras varias en el deporte base de su tierra.
Allí, junto a tres compañeros más, descubre la atmósfera de una oficina, el calor de una café con leche a media mañana, detalles antes ignorados en el trasiego de ocho horas diarias para el entrenamiento.
Nada que ver los desayunos de antes -zumo natural, queso, cereales-, con el café rapido de las mañanas, saludadas bien pronto porque Chiwy, un minúsculo perro que no pesa dos kilos, tiene necesidades. Lo peor es su relación con los fogones, elementos extraños, "lo que cocino no se lo come ni Dios", y se ríe añorando, en parte, las horas compartidas con sus compañeras de selección en el piso alquilado de Madrid, origen de su independencia actual, donde dispone de mucho más tiempo para caminar, quizá escuchando a Freddie Mercury en el MP3.
AYER:
8.30 horas: Hora de ponerse en pie, justo antes de un desayuno gigante. 10.30: Primer entrenamiento, cuatro horas de sesión. 14.30: Comía los platos que le subían desde el comedor de la Residencia Blume. 15.00: Siesta de casi dos horas. 17.30: Segundo entrenamiento, otras cuatro horas. 21.30: Cena, también fabricada. 23.30: Un poco de lectura precedía el sueño.
HOY:
6.30 horas: Se levanta, a unas horas "en las que no hay nadie", porque hay que desayunar, poco, y pasear al perro. 8.00: Ya está instalada en la oficina del Consell. 15.00: Fin de la jornada laboral, a casa para comer, sin cocinar. 17.00: Tras descansar un rato, la tarde pasa entre el estudio, los paseos y, de nuevo, el perro. 22.00: Cena, a veces fuera a veces en casa, y a dormir.
Elena está a punto de coger un avión en Palma. Dirección Valladolid, donde vive su chico, la distancia se lleva, desde que ella decidió volver a la isla, en abril. Fue un año en la Península, con proyectos sin epílogo y un regreso, intuye, definitivo. Elena es aquella pequeñita, gimnasta de profesión hasta enero de 2006, infancia y juventud entregadas a un oro mundial (2002) y varios metales más, 150 centímetros alumbrados en Manacor un 14 de noviembre de 1985. "Ahora he crecido, debo estar en 1,59 más o menos", concede, ya sin ese alambre de voz que acompañó su devenir.
Porque Elena Gómez ha crecido en 18 meses lo que postergó a los 6 años, cundo se puso en las manos de Joana María Rigo y Mateu Riera para convertirse en la mayor referencia de la gimnasia artística. "Volvería a hacer lo mismo", dice, no se arrepiente de las renuncias obligatorias, de las horas eternas en el CAR (Centro de Alto Rendimiento) de Madrid, hogar desde los 13 años, lejos de la familia, padres y cinco hermanos, una multitud que hoy también atiende de lejos, menos, pues su apartamento en Palma está a tres cuartos de hora, tiro de piedra desde una nueva realidad de independencia, dedicada a cuestiones tan lejanas hasta hace poco como trabajar y estudiar.
De repente, con 20 años, abrazó el adiós. "La lesión en la cadera iba a peor" Eso, la cadera, se le quedaba enganchada demasiadas veces, dolor sin justificación cuando ya se ha sido campeona del mundo y se ha participado en los Juegos Olinpicos, Atenas, octava, diploma tras un pequeño fallo y una decisión discutible de los jueces. "Los primeros días fueron los peores. Estaba muy perdida, tenía demasiado tiempo y fue como un bajón de adrenalina", explica con la satifacción, ya si, de unos horizontes frescos, labrados en una oficina y en un instituto.
De momento no visita las aulas, pues ha escogido estudiar a distancia, "así me reparto mejor el tiempo", nada de dejarse ir, pues la disciplina deportiva está vigente en el hoy. Con 15 años dejó los libros, era el principio de 2002, año de su mayor éxito internacional. Ahor aregresa en 1ro de Bachillerato, con alumnos de los 15 años, superados ya hace mucho por Elena. El jueves compró el primer libro: Historia del Mundo Contemporáneo, no está mal para alguien que ya ha perdido la costumbre, "aunque tengo mucha fuerza de voluntad", asegura con la firmeza de quien, tras aquellos días dudosos, sabe que hizo bien marchándose. "Tengo muy buenaos recuerdos, incluído el mundial de Debrecen, y mantengo el contacto con todos, pero era hora de irse".
Ese contactos con "todos" remite a su familia de "Madrid", los entrenadores y compañeras que fueron, al frente Jesús Carballo, seleccionador nacional desde que recuerdan los hombres, con él pasó más tiempo que con nadie, eso si no se cuentan las horas regaladas a Los Pilares de la Tierra, de Ken Follet, el libro "que nadie debe dejar de leer", igual que La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón. Son su vía de escape, hoy, después de siete horas delante de una mesa con un montón de papeles, en el departamento de Deportes del consell de Mallorca, donde escontró refugio en la organización, contabilidad, fisuras varias en el deporte base de su tierra.
Allí, junto a tres compañeros más, descubre la atmósfera de una oficina, el calor de una café con leche a media mañana, detalles antes ignorados en el trasiego de ocho horas diarias para el entrenamiento.
Nada que ver los desayunos de antes -zumo natural, queso, cereales-, con el café rapido de las mañanas, saludadas bien pronto porque Chiwy, un minúsculo perro que no pesa dos kilos, tiene necesidades. Lo peor es su relación con los fogones, elementos extraños, "lo que cocino no se lo come ni Dios", y se ríe añorando, en parte, las horas compartidas con sus compañeras de selección en el piso alquilado de Madrid, origen de su independencia actual, donde dispone de mucho más tiempo para caminar, quizá escuchando a Freddie Mercury en el MP3.
AYER:
8.30 horas: Hora de ponerse en pie, justo antes de un desayuno gigante. 10.30: Primer entrenamiento, cuatro horas de sesión. 14.30: Comía los platos que le subían desde el comedor de la Residencia Blume. 15.00: Siesta de casi dos horas. 17.30: Segundo entrenamiento, otras cuatro horas. 21.30: Cena, también fabricada. 23.30: Un poco de lectura precedía el sueño.
HOY:
6.30 horas: Se levanta, a unas horas "en las que no hay nadie", porque hay que desayunar, poco, y pasear al perro. 8.00: Ya está instalada en la oficina del Consell. 15.00: Fin de la jornada laboral, a casa para comer, sin cocinar. 17.00: Tras descansar un rato, la tarde pasa entre el estudio, los paseos y, de nuevo, el perro. 22.00: Cena, a veces fuera a veces en casa, y a dormir.
7 comentarios:
fua admiro a elena!!
una cosita supongo k ya la sabes pero la d la foto no es elena gomez, es patricia moren xD
muchos beso0tes*
*i love elena gomez*
aina
Gracias! Me confundí con la foto... la tenía mal gravada y ni me fijé, jeje. Solucionado? :D
Saludos!
yo se que en infantil b la metropolitana salio tercera, pero si puedo mañana averiguo quienes quedaron 2º y 1º
besoooooo
Chicas buenisima la agina, les envio info del Nac. DII Tucuman:
NOTICIAS 12/10/2007
Una gimnasta cipoleña se consagró
como campeona en el Nacional
En el año en el que cumple treinta años de existencia, la Escuela Municipal de Gimnasia Artística de Cipolletti logró que una de sus gimnastas se consagre por primera vez en su historia como campeona nacional. Se trata de Lorena Lara quien obtuvo el primer puesto en la categoría Infantiles B, en el torneo para el nivel D-2 que se disputó el pasado fin de semana en San Miguel de Tucumán.
Pero los logros a nivel nacional de las gimnastas cipoleños fueron más. Luisina Mancini alcanzó el segundo lugar en la categoría mayores, y Cristina Gacitúa fue tercera en dentro de las juveniles.
La delegación cipoleña que compitió en Tucumán fue recibida el jueves por la mañana por el intendente Alberto Weretilneck y el director general de Deportes, Abel Baratti.
A Tucumán viajaron Suyai Moyano (infantiles); Cintia Reyes, Cintia Carrasco, Victoria Weideman, Paloma Esparza y Sol Mateos (infantil A); Florencia Valenzuela (infantil B); Cristina Gacitúa, Narella Iriarte, Victoria Carrillo, Andrea Fuentes, Laila Hisse, Micaela Mesonero (juveniles); y Natalia Fabaro (mayores).
Silvina Ciammaichella - Escuela Modelo de Gimnasia Artística - Escuela Municipal de Gimnasia Cipolletti.
gracias por la info :)
elena.. gran gimnasta!
yo tambien me retire por un problema en la cadera! estuve entrenando con elena desde el 2002 hasta que se retiro!
se echa de menos toda esa vida!
buenisimo el blog las felicito... y las rusas... nada!!!
anita te mandamos un beso grandotote!!!
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